Antes de asociarse con osapiens, el Grupo Schunk trabajaba para cumplir con las regulaciones tanto a nivel europeo como nacional, además de dar respuesta a solicitudes específicas de clientes individuales.

Uno de los mayores obstáculos era la multitud de sistemas informáticos en funcionamiento en diferentes sedes. Aunque cada sistema funcionaba bien en su propio ámbito, reunir los datos para un análisis a nivel de grupo resultaba muy complejo. Esto abría una oportunidad clara de mejora: la recolección manual de datos y los procesos de reporte consumían cada vez más tiempo y recursos, lo que evidenciaba la necesidad de un enfoque más ágil y sostenible.