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Sobre este artículo
Di Liao
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Pocos productos agrícolas son tan apreciados globalmente como el café… y pocos están tan ligados a ecosistemas tropicales. Su cultivo se concentra principalmente en regiones ricas en biodiversidad como la Amazonía, África Central o el Sudeste Asiático. Sin embargo, la expansión de las plantaciones de café es una de las principales causas de deforestación en estas zonas. Cuando se talan bosques para dar paso a monocultivos, se destruyen hábitats frágiles, se altera el clima y se ponen en riesgo comunidades locales. La Unión Europea ha decidido tomar cartas en el asunto con el Reglamento de Deforestación de la UE (EUDR), una normativa que busca garantizar que los productos que entren al mercado europeo no estén vinculados a la deforestación. Para la industria cafetera, esto supone un punto de inflexión.
El café no es una mercancía más: es una pasión global y una preocupación ambiental seria. Entre 1990 y 2020, el mundo perdió más de 420 millones de hectáreas de bosque, una superficie mayor que la propia Unión Europea. En países productores como Brasil, Colombia o Vietnam, se han talado grandes extensiones de bosque para satisfacer la demanda mundial de café. El EUDR busca frenar esta tendencia mediante exigencias estrictas de trazabilidad y evaluación de riesgos. Las empresas deben demostrar que el café que comercializan en la UE es libre de deforestación y ha sido cosechado legalmente. Esto implica conocer con detalle el origen del producto, las condiciones de producción y si alguna parte de la cadena de suministro incurre en prácticas ilegales o dañinas para el medio ambiente.
El EUDR establece un proceso de diligencia debida en tres pasos para los operadores de la UE y los grandes comerciantes:
Cumplir con el EUDR es especialmente complejo en el sector del café. La mayoría del café mundial lo producen pequeños agricultores que no cuentan con la tecnología, formación o recursos necesarios para aportar datos geográficos precisos o documentación legal. Además, los granos suelen mezclarse durante el procesado, lo que complica aún más la trazabilidad por lote.
A esto se suma:
Sin apoyo específico y colaboración entre actores, muchos pequeños productores corren el riesgo de quedar excluidos del mercado europeo.
A pesar de las dificultades, el EUDR también es una oportunidad para evolucionar. Las empresas que apuesten por el cumplimiento podrán construir cadenas de suministro más sólidas, acceder a mercados sostenibles y reforzar su reputación de marca. Cada vez más consumidores están dispuestos a pagar más por productos de origen ético, y el café no es una excepción.
Para los pequeños productores, integrarse en cadenas de suministro verificadas puede traducirse en beneficios a largo plazo: mejores precios, relaciones estables con compradores y mayor resiliencia ante crisis climáticas o económicas.
Cumplir con el EUDR manualmente no es viable a gran escala. La cantidad de información y documentación requerida exige soluciones digitales: desde seguimiento satelital y reportes automatizados hasta colaboración en tiempo real con proveedores. La tecnología permite gestionar esta complejidad sin frenar las operaciones.
Ventajas clave de las soluciones digitales:
El osapiens HUB for EUDR está diseñado específicamente para abordar los retos del cumplimiento en cadenas de suministro complejas como la del café. Permite integrar datos en tiempo real, realizar evaluaciones automáticas de riesgo y gestionar la documentación de forma eficiente, todo en una única plataforma escalable. Desde recopilar geolocalización hasta señalar proveedores de alto riesgo y generar declaraciones de diligencia debida, osapiens convierte una obligación legal en una ventaja estratégica gestionable. Con transparencia y eficiencia como pilares, las empresas pueden garantizar que su café no solo cumple con el EUDR, sino que también está alineado con sus objetivos de sostenibilidad y negocio.
El EUDR no es solo un cambio normativo: es parte de una transformación más profunda en la industria del café. Obliga a las empresas a repensar cómo obtienen, trazan y certifican sus productos, pero también les da herramientas para actuar en favor del planeta. Con la tecnología y los aliados adecuados, cumplir con el EUDR puede ser mucho más que un trámite: puede ser el primer paso hacia una cadena de suministro del café más sostenible, inclusiva y resiliente — en beneficio de productores, empresas, consumidores y los bosques de los que todos dependemos.